de verano
salimos corriendo por la carretera
persiguiendo el sol
la vida y la muerte
como pasión
y certeza
labio a labio
nos perseguían por el
acantilado donde las
gaviotas brillan
tan cercanas
y te cogí la mano y
te dije: salta,
se lo está tragando el mar
y ahi fuimos los
dos, de cabeza a la
laguna más grande que
hay en la ciudad, vestidos de
agosto interminable, con las
manos llenas de
furia y las venas rubias
de ron añejo
y la ultima estrella apareció
desnudando tu
mudez, tras el sol de
otro verano
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