dueles con furia de
animal trastornado, loco
de vestirte de otros gestos,
otra vez,
para continuar
el baile que nunca quisite bailar
y esas noches en las que todos
los abrazos se deshacen
palidos de palomas
ciegas,
unas
contra
otras,
tropezando en los
pequeños huecos
que no llena la falta de ti
y esas noches en las que
el garfio
alrededor del cuello
se estrecha con el
giro de cada una de las llaves
que ya no abren
casas a las que regresar,
que empuja al
barranco de esta cama hasta
el mecer helado
de la pared baldia
para
no sentir tu ausencia
y
dejar de llorar
No hay comentarios:
Publicar un comentario