eres como las astillas del invierno
en el último adiós,
gastando lo que no te pertenece por
miedo a no poseer
nada tuyo
ahora debo seguir las
señales luminosas
por la carretera al sur,
con los pies más descalzos el
asfalto de
los días que vendrán se
antoja cálido y acogedor
siempre daba igual
cuánto te dijera
que si hay
alguna salida
seguro que no era
por ahí
06 octubre, 2009
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