Simplemente llegar al
borde de la calle y
sentir resbalar las
cajas frías ventanilla abajo
del taxi anónimo.
O cuando vemos
los días amontonados al
fondo del espejo
discutiendo ciegos a
distancias y direcciones
diferentes.
Aprendemos demasiado pronto que
lo que deseamos no siempre
coincide
con lo que se necesita, y
como la colilla de un cigarro
al borde del suicidio
nacemos para el final
premeditado
donde la vida nos resulta demasiado
breve
para cualquier sueño.
02 octubre, 2009
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