las cuentas nuevas,
no llegamos al verano si es
cuestión de nombres
en este viento árido
de la antigua carretera a L.A.
No tengo la voz
lo suficientemente amarga
para recordarte.
Se me difuminaron los
recuerdos
en la primera esquina de la 43,
y desde entonces
sólo quiero bailar.
Aprendimos de
la furia entre consignas y
miradas.
No, lo siento.
Te equivocas.
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